
En el vasto y diverso paisaje de los proyectos musicales de Ciudad de México, surge Niño Flor con una esencia musical única, fusionando sonidos folk/indie con corrientes más alternativas.
Este proyecto, siendo la personificación de Santiago Garduño, tiene sus raíces entrelazadas con el surgimiento de Jardín de Niños, la banda iniciada por Santiago y Begoña Pereda, amigos desde secundaria en el viaje de un Uber.
La música, en este contexto y según cuenta Santi en entrevista, es un vínculo que une amistades viejas con la exploración de una parte más personal del “Niño Flor”; la otra cara del ingeniero que toda su vida se ha sentido conectado al bosque y la naturaleza.
Inspirado en sonidos y proyectos como Sweet Honesty, Diles que no me Maten y Mabe Fratti, Santiago se une a BSIDE para contarte más sobre el Niño Flor y su trabajo con Jardín de Niños.
El viaje en Uber donde nació Jardín de Niños
“En secundaria, Bego y yo hacíamos música juntos en clase, y por cotorreo ella siempre le metió la música por su lado y yo también por mi lado y como que siempre hubo esa amistad”, cuenta Santi sobre su amiga y ahora bandmate.
“Con Sergio (Hernández), que es nuestro otro integrante, lo conocía por amigos en común, porque aunque no iba en mi misma escuela era muy muy amigo de un amigo mío de la carrera”
Así es como cuenta Santi su relación con los integrantes de Jardín de Niños, el proyecto de CDMX que lleva un año de debut y que, entre sonidos orgánicos e influencias de Inglaterra y la escena local, ha empezado a sentar base como artistas independientes.

“Hace justo un año, en febrero, estábamos yendo a un show en un pequeño foro aquí en la ciudad de México y yo me fui con Bego en un Uber y Sergio se fue con su novia en un coche”, recordó Santi.
“Cuando Bego y yo íbamos en el camino recuerdo que se volteó y me dijo: Oye, quiero hacer algo contigo y con Sergio, estaría súper chido formar una banda o lo que sea, y ya ahí mismo en el coche empezamos a tener ideas de nombres así en plan cotorreo porque pues somos amigos desde hace años”, ríe el músico.
“Me acuerdo que en un punto yo le dije Jardín de Niños, y como que lo anotamos pero en eso llegamos al foro y corrimos a decirle a Sergio. Eso fue un jueves y para el siguiente martes ya estábamos grabando”, dijo Santi con una sonrisa.
Sembrando una nueva cara para el Niño Flor

Santi se graduó como Ingeniero en Producción Musical por el Tec de Monterrey, algo que si bien le brindó bases técnicas sólidas para su futuro en la música sería tan sólo una parte del trabajo de autoaprendizaje que realizó y que culminó eventualmente en su “alter-ego” musical.
La otra persona y proyecto individual de Garduño, “Niño Flor”, fue el reflorecer de un proyecto pasado que Santiago tuvo la oportunidad de retomar como un reto personal, inyectando su esencia e influencias en esta nueva versión de sí mismo.
“Yo había tocado con mi otro proyecto dos veces en Radio Al Hara y luego toqué en Aire Libre que es una estación que ya murió aquí en la Ciudad de México que le tenía mucho cariño, y pues me invitaron a tocar incluso frente al Monumento a la Revolución”, recordó con anhelo el músico.
“Esa vez estuvo precioso, pero aunque me gustaba mucho ese proyecto y estaba orgulloso de que al menos en el nivel local ya me andaban escuchando, no me sentía tan cercano a él y yo ya quería lanzar música por mi cuenta; entonces hice un demo, que todavía ahí tengo, y a ese demo le puse ‘Niño Flor’”, explicó.
Según cuenta Santi, el primer demo de lo que se convertiría en Niño Flor, era una fase más experimental que le permitió explorar distintos aspectos que en su anterior proyecto.
“Yo siempre he tocado el piano, es mi instrumento principal, y en este proyecto he podido experimentar con la guitarra y sobre todo con mi voz”, dijo Santí.
“En Niño Flor se oye mi voz, o sea, es la primera vez que cantaba yo solito y en general era una vibra mucho más orgánica y más amplia en el sentido de referencias que tenía y aunque ambos proyectos me encantaban, decidí irme por mi propio camino y el resultado es esta nueva rola, que voy a sacar y que se llama también Niño Flor”, contó orgulloso.
La evolutiva esencia natural del niño flor en una ciudad de concreto
Según platica Santiago, Niño Flor surgió a su vez como un personaje creativo a la par de ser un proyecto musical, apoyándose de su amor por la escritura, así como, su cercanía con la naturaleza y con el bosque particularmente.
“Tengo familiares muy cercanos que viven en la carretera México-Cuernavaca, ahí en pleno pleno pleno bosque y yo desde niño los visito a esta cabaña en medio del bosque, así llena de muchas flores, que le tengo mucho mucho cariño”, dice Santi.
“Y también yo ahora vivo aquí al lado del bosque, entonces es algo que siempre le he tenido mucho amor, a la naturaleza en general. Eso inspiró a que el sonido de Niño Flor fuera algo muy orgánico y a la vez experimental, muy distinto a lo que había hecho últimamente”, añadió.

Entender la evolución de Niño Flor implica conocer también la esencia de Jardín de Niños, cuyo proyecto se caracterizó por ser una travesía marcada por la dedicación y la habilidad autodidacta de sus miembros, su dualidad entre la técnica y la pasión emergiendo como un hilo conductor, subrayando la autenticidad del proyecto.
"Nos vemos en la salida”, es la canción clave que Santi señala para entender el sonido de Jardín de Niños, pues de acuerdo con el músico, surgió durante un viaje a Cuernavaca mientras escuchaba a “Clairo” y tarareaba durante el camino.
“Recuerdo que cuando estaba escuchando a Clairo y tarareando, se me vino a la mente esta frase de "No me importa lo que piense, yo me siento así" y dije esa letra la quiero en algún lado”, explicó Santiago.
La estética de Santi también ha sido un punto importante para su desarrollo como artista, y donde ha tenido la oportunidad de colaborar con su novia Regina (@soyredelicada) y amigues (@juan__soledad / @cherubfish_) para la cuestión de portada y fotografías respectivamente.
“Regina hace sus portadas también y me quiso ayudar y de las fotos me apoyó sobre todo un amigo que estudió cine y que toma fotos increíbles, entonces toda la estética que traigo ahora ha sido muy independiente”, explicó Santi.
El viaje de Santi nunca ha sido uno solitario, pues siempre ha tenido sus raíces bien asentadas con la habilidad de dejarse llevar por el momento y experimentar continuamente.
Hoy, el Niño Flor está rodeado de influencias y de sus mejores amigos al momento de crear, algo que continuaremos viendo conforme sus últimos releases y cuando nos veamos a la salida, después del jardín de niños.
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